UNICIDAD DE DIOS
1. Dios es uno: Unicidad absoluta
La base bíblica de la unicidad es clara en numerosos pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento. Dios se revela como uno en esencia, nombre y manifestación:
Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.”
Este versículo establece la indivisibilidad de Dios, que la UPCI interpreta como que no hay espacio para múltiples personas o divisiones en la Deidad.
Isaías 44:6: “Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.”
La unicidad enfatiza que no hay un "Dios Padre", "Dios Hijo" y "Dios Espíritu Santo" como personas separadas, sino un solo Dios que obra en diferentes roles o manifestaciones.
2. Jesús es Dios manifestado en carne
La doctrina de la unicidad sostiene que Jesús es la plena encarnación del único Dios, no una segunda persona en la Trinidad. Esto se apoya en pasajes como:
Juan 1:1, 14:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”
Jesús no es "parte" de Dios, sino Dios mismo que tomó forma humana para salvarnos.
Colosenses 2:9:
“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.”
Este versículo confirma que toda la naturaleza de Dios se encuentra en Jesús.
Juan 14:9:
Jesús declara: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” Esto es interpretado como una afirmación de que el Padre y Jesús son uno en esencia.
3. El nombre de Jesús como la máxima revelación
En la unicidad, el nombre de Jesús es central porque revela a Dios en Su plenitud. En el Antiguo Testamento, Dios se dio a conocer con títulos como Jehová, pero en el Nuevo Testamento, el nombre de Jesús es el nombre supremo:
Hechos 4:12:
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Este pasaje refuerza la importancia del nombre de Jesús para la salvación.
Filipenses 2:9-11:
Dios exaltó a Jesús y le dio un nombre sobre todo nombre, lo que demuestra que el nombre de Jesús es el nombre revelado del único Dios.
4. El Espíritu Santo como el Espíritu de Cristo
El Espíritu Santo no es una persona separada de Dios, sino la presencia activa de Dios habitando en los creyentes:
Romanos 8:9:
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
Esto demuestra que el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo son el mismo.
2 Corintios 3:17:
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”
La unicidad interpreta este pasaje como una confirmación de que Jesús es el Espíritu Santo.
5. El bautismo en el nombre de Jesús
El bautismo es un punto clave en la práctica y la teología de la unicidad. La iglesia pentecostal unida internacional enseña que el bautismo debe realizarse invocando el nombre de Jesús, según el patrón de los apóstoles:
Hechos 2:38:
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Hechos 8:16:
“Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.”
Mateo 28:19:
Aunque Jesús dijo: “Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,” la unicidad interpreta que "nombre" es singular y que se refiere al nombre de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la Deidad.
6. Historia de la unicidad
La enseñanza de la unicidad no es una doctrina nueva. Los defensores de esta fe argumentan que es la comprensión original de la iglesia primitiva:
En los primeros siglos, muchos cristianos enfatizaban la unicidad de Dios y el nombre de Jesús.
Las disputas teológicas llevaron al desarrollo de la doctrina de la Trinidad en el Concilio de Nicea (325 d.C.), pero los creyentes de la unicidad sostienen que la doctrina trinitaria es un desarrollo posterior, no bíblico.
7. Jesucristo como el Padre y el Hijo
En la doctrina de la unicidad, Jesús es tanto el Padre como el Hijo, dependiendo de la función o relación que se exprese en el momento. No se trata de dos personas distintas, sino de dos roles que el único Dios desempeña.
Fundamentos bíblicos:
Isaías 9:6:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”
Este pasaje profético describe a Jesús como el "Padre eterno", lo cual la unicidad interpreta como evidencia de que el Padre y Jesús son el mismo.
Juan 10:30:
“Yo y el Padre uno somos.”
Jesús afirmó Su unidad esencial con el Padre, lo cual los creyentes de la unicidad ven como una declaración directa de que Él es Dios.
Juan 14:10-11:
Jesús dice: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.”
Esto muestra que el Padre habitaba plenamente en Jesús durante Su ministerio terrenal.
8. El papel del Espíritu Santo en la unicidad
En la unicidad, el Espíritu Santo no es una tercera persona, sino Dios mismo actuando en el mundo. Este punto es crucial porque afirma la continuidad entre el Dios del Antiguo Testamento, Jesús en Su encarnación, y el Espíritu Santo que habita en los creyentes.
Versículos relevantes:
Juan 14:17-18:
Jesús promete: “El Espíritu de verdad... mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.”
Aquí se ve que Jesús, como Espíritu Santo, es quien permanece con Su iglesia.
Romanos 8:11:
“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Cristo Jesús de los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”
Esto reafirma que el Espíritu Santo es el mismo Espíritu de Cristo.
9. La relación entre Padre, Hijo y Espíritu Santo
La unicidad enseña que las referencias a "Padre", "Hijo" y "Espíritu Santo" no representan tres personas separadas, sino tres manifestaciones o funciones del único Dios:
El Padre: Es Dios en Su rol como creador y autoridad suprema, invisible e ilimitado.
El Hijo: Es Dios en Su manifestación humana, Jesús, quien fue limitado temporalmente en Su carne para cumplir con el propósito de redención.
El Espíritu Santo: Es Dios en acción, obrando dentro y a través de los creyentes para dar poder, consuelo y dirección.
Ejemplo bíblico:
Mateo 28:19:
La fórmula bautismal “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” se interpreta como una referencia al único nombre que engloba esas tres manifestaciones: Jesús.
Este entendimiento está respaldado por los bautismos registrados en Hechos, donde siempre se menciona el nombre de Jesús.
10. El enfoque en el nombre de Jesús
Para los creyentes de la unicidad, el nombre de Jesús es la clave para acceder a la salvación, la autoridad espiritual y la relación con Dios. Este énfasis está enraizado en la comprensión de que el nombre revela la plenitud de Dios:
Hechos 2:38:
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Colosenses 3:17:
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús.”
11. Implicaciones prácticas de la unicidad
La doctrina de la unicidad no solo es teológica, sino que impacta profundamente la vida cristiana:
1. Santificación personal:
Al entender que Dios habita en el creyente como el Espíritu Santo, esto motiva a una vida de santidad y obediencia. (1 Corintios 6:19-20).
2. Relación directa con Dios:
Al no ver distinciones de personas en la Deidad, los creyentes tienen una relación directa con Jesús como Dios completo.
3. Identidad en Cristo:
La unicidad resalta que los creyentes son hechos a la imagen de Jesús, el único Dios encarnado, quien da propósito y dirección a sus vidas.
12. Respuestas a objeciones comunes
Algunos críticos señalan que ciertos pasajes parecen respaldar la doctrina de la Trinidad. La unicidad responde reinterpretando estos pasajes a través de su perspectiva.
Ejemplo 1: El bautismo de Jesús (Mateo 3:16-17)
Críticos argumentan que la voz del Padre, la presencia de Jesús, y la paloma del Espíritu Santo demuestran tres personas.
Respuesta de la unicidad: Este evento no muestra personas separadas, sino tres manifestaciones simultáneas del único Dios. El Padre habla desde el cielo para autenticar a Jesús, el Hijo es la encarnación visible, y el Espíritu se manifiesta como una señal visible.
Ejemplo 2: Oraciones de Jesús al Padre
Críticos dicen que Jesús hablando con el Padre implica dos personas.
Respuesta de la unicidad: Las oraciones reflejan Su humanidad, no una distinción en la Deidad. Como hombre, Jesús oraba al Espíritu eterno que habitaba en Él (Juan 17:1-5).
13. Continuidad entre Antiguo y Nuevo Testamento
La unicidad muestra cómo el Dios del Antiguo Testamento, conocido como Jehová, se reveló plenamente en Jesús:
Isaías 43:11:
“Yo, yo soy Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.”
Esto se conecta con Lucas 2:11, donde Jesús es presentado como el Salvador.
Joel 2:28 → Hechos 2:17:
La promesa de derramar Su Espíritu en el Antiguo Testamento se cumple en Pentecostés.
Resumen de la unicidad
Dios es uno. No hay división en la Deidad.
Jesús es Dios manifestado en carne. Él es Padre, Hijo y Espíritu Santo en diferentes manifestaciones, pero un solo Dios.
El nombre de Jesús es central. Todo se hace en Su nombre, incluyendo el bautismo para nuestra salvación.
El Espíritu Santo es Dios habitando en nosotros. No es una tercera persona, sino el mismo Dios en acción.